La interpretación de la historia es, por naturaleza, un ejercicio subjetivo, pero existe una línea clara donde la interpretación deja de ser una búsqueda de la verdad y se convierte en algo perverso.
Se considera "perversa" cuando no busca entender el pasado, sino instrumentalizarlo para justificar agendas del presente, a menudo ignorando la evidencia científica y el rigor académico.
Aquí te explico cómo funciona este fenómeno y por qué es tan peligroso.
1. Revisionismo vs. Negacionismo
Es fundamental distinguir estos dos conceptos, que a menudo se confunden:
Revisionismo histórico (Legítimo): Es la actualización de la historia basada en nuevas evidencias (documentos desclasificados, hallazgos arqueológicos). Es una parte esencial de la ciencia histórica.
Negacionismo o "Interpretación Perversa": Es el rechazo de hechos históricos comprobados y ampliamente aceptados, sin pruebas válidas, con el fin de rehabilitar regímenes, personas o ideologías.
2. Herramientas de la distorsión
Para que una interpretación sea efectiva en su "perversidad", suele utilizar las siguientes técnicas:
Anacronismo deliberado: Juzgar a personajes del pasado con valores morales estrictamente actuales para demonizarlos o santificarlos de forma extrema, ignorando el contexto de su época.
"Cherry-picking" (Selección selectiva): Presentar solo los datos que confirman una narrativa previa y ocultar sistemáticamente los hechos que la contradicen.
Deshumanización o victimización extrema: Manipular el sufrimiento de ciertos grupos para generar odio hacia otros en la actualidad.
Invención de mitos fundacionales: Crear una historia gloriosa e inexistente para alimentar nacionalismos agresivos.