La Microplaca Ibérica Va a Su Bola

Explora un rincón único de la geología y la deriva continental. Sumérgete en el fascinante mundo de la microplaca ibérica y descubre su peculiar historia. Este espacio está dedicado a entender su formación, movimientos y la influencia que ha tenido en la configuración del paisaje. Únete a nosotros en esta exploración geológica.

La formación de la Península Ibérica es un proceso geológico que abarca miles de millones de años, comenzando en la Era Arcaica o Precámbrico (hace más de 4.000 millones de años) y continuando hasta la actualidad.

Sin embargo, las etapas clave que le dieron la forma y relieve actual son las siguientes:

  • Era Primaria o Paleozoico (hace 600 a 225 millones de años):

    • Se produce la Orogenia Varisca o Herciniana, una colisión continental que levantó una gran cadena montañosa.

    • Esta orogenia fue responsable de la formación del Macizo Hespérico(que hoy constituye el núcleo de la Meseta Central y su zócalo).

    • Al final de esta era, la erosión había arrasado estos relieves, convirtiéndolos en un zócalo rígido.

  • Era Secundaria o Mesozoico (hace 225 a 68 millones de años):

    • Fue un periodo de calma orogénica. Predominó la erosión de los macizos y la sedimentación.

    • Gran parte del territorio se sumergió bajo el Mar de Tetis, depositándose enormes espesores de sedimentos, especialmente en las zonas que hoy son los Pirineos y las Cordilleras Béticas.

  • Era Terciaria o Cenozoico (hace 68 a 1.7 millones de años):

    • Ocurre la Orogenia Alpina, provocada por el choque de la placa Africanacon la placa Euroasiática.

    • Este intenso movimiento tectónico es el que generó los grandes relieves actuales: se plegaron los sedimentos depositados en la Era Secundaria, dando lugar a las cordilleras jóvenes y elevadas, como los Pirineosy las Cordilleras Béticas.

    • El antiguo y rígido Macizo Hespérico (la Meseta) se fracturó y se levantaron sus rebordes, formando sistemas como el Central, el Ibérico y la Cordillera Cantábrica.

En resumen, aunque el origen se remonta al Precámbrico, la forma actual de la península es el resultado principal de la Orogenia Varisca (Paleozoico) y, sobre todo, de la Orogenia Alpina (Cenozoico).

La situación de la Península Ibérica es excepcionalmente interesante desde un punto de vista geológico, ya que se encuentra en un punto crucial de convergencia entre dos grandes placas tectónicas: la placa Euroasiática (Europa) y la placa Africana (o de Nubia).

En esencia, la Península Ibérica es la parte visible de una microplaca (la Placa Ibérica) que ha actuado históricamente como una pieza intermedia entre los dos continentes.

Resumen de su situación relativa y su evolución:

  1. La Península como Microplaca Tectónica

Durante el periodo de formación del supercontinente Pangea (Era Primaria), Iberia formaba parte de él. Sin embargo, su posición se hizo única a partir del Mesozoico (Era Secundaria):

  • Rotación Antihoraria (Cretácico):La Península Ibérica se separó de la placa Euroasiática y giró en sentido contrario a las agujas del reloj, abriendo el golfo de Vizcaya. Durante este tiempo, Iberia se movió de manera relativamente independiente.

  1. La Colisión (Orogenia Alpina)

La forma y el relieve actual de la península (Era Terciaria o Cenozoico) son el resultado directo de la compresión generada por la convergencia de las placas:

  1. Situación Actual: Zona de Convergencia Activa

La placa africana no se ha detenido. Actualmente, la Península Ibérica se encuentra en una zona de compresión residual debido al movimiento continuo de la Placa Africana hacia el norte, a una velocidad de entre 2 y 5 milímetros por año.

  • El "Beso" Geológico:Esta convergencia es particularmente evidente en el Mar de Alborán y el Estrecho de Gibraltar, que marcan el límite entre la Placa Africana y la Euroasiática (incluyendo a Iberia).

  • Sismicidad:Este proceso constante de colisión es la causa de la actividad sísmica en el sur y sureste peninsular (especialmente en las Cordilleras Béticas y el Mar de Alborán).

En resumen, la Península Ibérica ocupa una posición de "pinza" entre dos grandes masas continentales, y su relieve es la cicatriz de las colisiones que la formaron y la soldaron a Europa, mientras África sigue empujando desde el sur.

La Placa Ibérica se unió de forma sólida a la Placa Euroasiática durante la Orogenia Alpina en la Era Cenozoica (o Terciaria), específicamente en la etapa de formación de los Pirineos.

Desde el punto de vista geológico, se considera que la Placa Ibérica quedó estructuralmente unida o "soldada" a la Euroasiática en el norte al finalizar las fases principales de levantamiento de los Pirineos, durante el Cenozoico.

Actualmente, el conjunto de la Península Ibérica y el resto de Europa se mueven como una sola unidad hacia el sur, encontrándose el límite de placas más activo en el sur, donde continúa el acercamiento con África.

La Placa Ibérica (a veces descrita como una microplaca o un bloque) tuvo un periodo en el que estuvo "libre" o, más precisamente, individualizada y a la deriva, con un movimiento independiente de las placas Euroasiática y Africana.

Este periodo ocurrió principalmente durante el Cretácico (parte de la Era Mesozoica), hace aproximadamente entre 100 y 65 millones de años.

La Individualización y Deriva

  1. Separación de Norteamérica y África:Con la fragmentación del supercontinente Pangea, el Océano Atlántico comenzó a abrirse. Esto separó a la futura Placa Ibérica de la Placa Norteamericana y, temporalmente, también de la africana.

  2. Apertura del Golfo de Vizcaya:La Placa Ibérica experimentó un movimiento de rotación en sentido antihorario (contrario a las agujas del reloj). Este giro fue crucial porque abrió la corteza a lo largo de su margen norte, creando la cuenca oceánica que hoy es el Golfo de Vizcaya.

  3. Microplaca Derivante:Durante este movimiento, Iberia se comportó esencialmente como una microplaca separada por un brazo de mar (el Surco Pirenaico) del resto de Europa. Sus límites geológicos eran fallas activas (como la falla de Vizcaya al norte y la futura zona Bética al sureste) y la Dorsal Centroatlántica al oeste.

  4. Fin de la Independencia:Esta etapa de deriva libre terminó cuando el movimiento general de la Placa Africana hacia el norte comenzó a "empujar" a Iberia. Esto invirtió su movimiento de separación y la llevó a colisionar con la Placa Euroasiática, dando inicio a la Orogenia Alpina (formación de los Pirineos) y su posterior "soldadura" a Europa.

Por lo tanto, aunque nunca estuvo completamente aislada de la influencia de otras placas, sí estuvo individualizada y rotando de forma diferente a sus vecinas durante el Cretácico, lo que se considera su etapa de deriva independiente.

La historia de la Placa Ibérica es muy antigua y compleja, ya que ha estado unida a diferentes masas continentales en distintas eras geológicas.

Antes de su periodo de rotación y deriva semi-independiente durante el Cretácico (hace unos 100 millones de años), la Placa Ibérica estuvo unida a partes de los dos grandes supercontinentes que formaron Pangea:

  1. En la Era Paleozoica (Antes de Pangea)

Inicialmente, el territorio que conforma el zócalo más antiguo de la Península Ibérica (el Macizo Hespérico) se considera que formó parte del gran supercontinente del sur llamado Gondwana.

  1. En la Formación de Pangea (Finales del Paleozoico)

La colisión de Gondwana con Laurasia (el supercontinente del norte que contenía lo que hoy es Norteamérica y Eurasia) formó Pangea a través de la Orogenia Varisca o Hercínica. La Placa Ibérica se convirtió esencialmente en una pieza incrustada en el margen sur de Laurasia.

  1. Justo Antes de su Deriva (Inicio del Mesozoico)

Una vez formada Pangea, la Placa Ibérica estaba unida directamente a:

  • El resto de Europa (Laurasia):Su conexión más directa estaba al norte, con lo que hoy es la plataforma continental francesa (Bretaña). La posterior rotación de Iberia se produjo por la apertura del Atlántico, separándola de esta masa.

  • Norteamérica:Antes de que el Océano Atlántico se abriera por completo, Iberia estaba en contacto o muy próxima a la costa de Norteamérica, y su separación de esta fue un proceso clave para su posterior deriva.

En resumen, en su fase previa a "flotar aislada", estaba completamente integrada en el supercontinente Pangea, formando un único bloque con lo que hoy son Europa y Norteamérica. Su individualización se produjo cuando la rotura de Pangea la convirtió en una microplaca.