
Catalina De Erauso: Un Viaje De Identidad Y Valentía
Adéntrate en la fascinante vida de Catalina de Erauso, la monja alférez. Una figura que desafió los roles de género y las convenciones sociales del siglo XVII. Explora su increíble historia de valentía, supervivencia y auto descubrimiento en un mundo lleno de desafíos. Acompáñanos a reflexionar sobre su legado y su impacto en la historia.
Catalina de Erauso, más conocida como la "Monja Alférez", parece directamente un guion de película de acción. Es uno de los personajes más transgresores, violentos y fascinantes del Siglo de Oro español.
1. La fuga del convento
Catalina nació en San Sebastián hacia 1585, en una familia de militares. Siguiendo el destino común de las hijas menores de la época, fue recluida en un convento de clausura a los 4 años.
El escape: A los 15 años, antes de profesar los votos finales, robó las llaves del convento, se fabricó ropa de hombre cortando sus hábitos y se escapó.
El camuflaje: Se cortó el pelo y empezó a vivir bajo identidades masculinas (Francisco de Loyola, Alonso Díaz Ramírez de Guzmán, entre otros). Nunca más volvería a vestir como mujer de forma voluntaria.
2. Soldado en el Nuevo Mundo
Tras recorrer España trabajando en diversos oficios, se embarcó hacia América. Allí se alistó como soldado en la Guerra de Arauco (en el actual Chile).
Valor en combate: Se ganó el grado de alférez por su valentía y ferocidad en la batalla de Valdivia, donde recuperó una bandera española tras una sangrienta lucha.
Carácter pendenciero: Catalina no solo era valiente en la guerra, sino también extremadamente violenta en su vida civil. Era una jugadora empedernida, experta en el duelo a espada y estuvo involucrada en numerosas peleas de taberna que terminaron con muertos.
3. El secreto revelado
Su vida de fugitiva terminó cuando, tras un duelo en el que mató a un hombre importante y se vio acorralada por la justicia en Perú, pidió asilo al obispo Agustín de Carvajal.
La confesión: Pensando que iba a morir o ser ejecutada, le confesó al obispo que era una mujer y que, además, seguía siendo virgen (un detalle crucial para la época, pues demostraba que no había huido por "lujuria").
El examen: Un grupo de matronas examinó a Catalina y confirmó su relato. La noticia causó un revuelo absoluto en todo el Imperio Español.
4. El indulto del Papa y del Rey
En lugar de ser castigada por vestir de hombre o por sus crímenes, Catalina se convirtió en una celebridad.
Regreso a España: Fue recibida por el rey Felipe IV, quien mantuvo su grado militar y su sueldo de alférez, permitiéndole usar su nombre masculino.
Audiencia en Roma: Viajó a Italia y se entrevistó con el Papa Urbano VIII. El Papa, fascinado por su historia y su castidad, le otorgó un permiso extraordinario y único: el derecho legal a vestir como hombre y llamarse Antonio de Erauso por el resto de su vida.
5. Últimos años: El arriero de México
Lejos de retirarse a una vida tranquila en su tierra natal, Catalina regresó a América. Se instaló en México, cerca de Veracruz, donde montó un negocio de transporte de mercancías (arriería) con mulas. Murió en 1650, viviendo plenamente como hombre hasta el final.
¿Por qué es una figura única?
Identidad de género: Aunque es un tema de debate moderno (algunos la ven como un icono trans y otros como una mujer que adoptó el rol masculino por supervivencia y libertad), lo cierto es que Catalina rompió todas las barreras binarias de su tiempo.
Excepción legal: Fue la única persona en el siglo XVII con permiso oficial de la Iglesia y la Corona para vivir bajo una identidad de género distinta a la de su nacimiento.
Memoria: Ella misma escribió (o dictó) sus memorias, tituladas Historia de la monja alférez escrita por ella misma, donde narra sus aventuras con un tono seco y carente de arrepentimiento.
Curiosidad: Se decía que Catalina tenía un aspecto tan masculino que nadie sospechó de ella durante décadas. Incluso en sus memorias cuenta cómo estuvo a punto de casarse con varias mujeres que se enamoraron de su figura de soldado galante.